23 febrero 2010

¿ARTE PARA TODOS?

Este es un texto escrito por nuestra amiga Marie Tatiana Lizárraga Acosta escrito el  13.enero.2010


¿ARTE PARA TODOS?
      ¿Por qué nos resulta difícil el arte contemporáneo? ¿Por qué con frecuencia nos preguntamos si esto es o no es arte? Si hablar de lo bello es cosa de antaño, si emitir un simple juicio categórico de “me gusta” o “no me gusta” no opera en el arte contemporáneo, entonces ¿En qué radica ahora el goce estético? Si nos remontamos al siglo XIX, encontraremos estilos artísticos tales como el romanticismo y el naturalismo, formas de arte que encontraron una fácil acogida en el gusto de la masa. Ambos estilos se originaron del realismo y se caracterizaron sobre todo por su sentimentalismo y por recopilar afanosamente las realidades humanas. En ese entonces, el público entendió y acogió fácilmente dichas formas artísticas, ya que para ello sólo era necesario poseer sensibilidad humana.  Regresando al siglo XXI nos encontramos con que el arte evoluciona a través de estilos y aquel estilo que sea innovador tardará un tiempo en conquistar la popularidad, más aún, cuando para gozar dicho estilo no sólo sea necesaria dicha sensibilidad humana, sino además una sensibilidad artística bien educada. Hoy en día, conformarse con conmoverse por los destinos de las figuras humanas en la obra de arte es perderse la obra de arte, es quedarse en el nivel anecdótico de ésta, como diría el filósofo José Ortega y Gasset es “revolcarse apasionadamente en la realidad humana que en la obra está aludida”, o incluso bajo esta perspectiva se corre el riesgo de no entender y aburrirse al no encontrar en la obra alusiones humanas llanas y claras. No es casualidad que el artista contemporáneo clasifique a su público en dos grandes grupos: aquel que entiende y aquel que no entiende. Aunque la aseveración anterior muestre un dejo snob, esto se debe a que el arte contemporáneo se bate entre complejos conceptos filosóficos que precisan de una explicación, una reflexión y una asimilación continua. No es un hecho fortuito que en las exposiciones de arte contemporáneo haya cada vez más textos, más fichas que leer, más conceptos que entender. El arte contemporáneo ofrece mucho más que un mero espacio de entretenimiento o diversión, pues ante todo constituye un espacio para la reflexión. Nos guste o no, el arte contemporáneo nos problematiza, nos lleva a cuestionar, analizar, asimilar, pero sobre todo nos ofrece un lugar donde pensar, por consiguiente para todo aquel que lo quiera hacer esta forma de arte será un placer.  
Bibliografía:
Ortega y Gasset, José, La Deshumanización del Arte y Otros Ensayos de Estética, Espasa Calpe, Madrid, España, 2007, pág. 45-54 

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